Conducir bajo los efectos del alcohol es un delito llamado de riesgo o de peligro. Protege la seguridad colectiva, y está regulado en el artículo 379 apartado segundo del Código Penal.
En España, la legislación penal castiga esta conducta, considerando que quien conduce un vehículo a motor o un ciclomotor bajo la influencia de bebidas alcohólicas comete un delito contra la seguridad vial, pudiendo llegar a ser castigado con pena de prisión, aunque lo habitual, si carecemos de antecedentes penales, es que se castigue con retirada del permiso de conducción y multa o trabajos en beneficio de la comunidad. En todo caso se castigará conducir un vehículo a motor o ciclomotor con una tasa de alcohol superior a 0,6 gramos por litro de aire.
Es importante distinguir el delito de conducción bajo los efectos del alcohol de la infracción administrativa.
La Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial establece los siguientes límites legales de alcohol en sangre:
Tasa de alcoholemia permitida: 0,25 mg/l de aire espirado (o 0,5 g/l en sangre). En profesionales el límite está en 0,15 mg/l de aire espirado (o 0,3 g/l en sangre). Por encima de este límite se considera una infracción administrativa. Actualmente se encuentra en tramitación una reforma de esta ley para bajar dichos límites.
El Código Penal establece en su artículo 379 los límites para que la conducta de conducir con alcohol en el cuerpo se considere delito:
❗❗Tasa a partir de la cual se considera delito: 0,60 mg/l de aire espirado (o 1,2 g/l en sangre). Por lo tanto, a partir de esta tasa se considera un delito, independientemente que se haya cometido alguna infracción o realizado una conducción inadecuada, basta con superar esos límites para que se considere delito. Esto es lo que se llama una prueba objetiva , no depende de si el conductor conduce afectado por el consumo de alcohol, basta con superar la tasa para que sea considerado delito aunque el conductor esté sobrio.
En el caso de que los agentes de la autoridad consideren que el conductor se encuentre ebrio, independientemente de la tasa de alcohol que arroje la prueba, también podría ser sometido a juicio y condenado por el delito de alcoholemia.
Las consecuencias de conducir bajo los efectos del alcohol pueden ser de tipo administrativo, es decir, sanciones, o bien, de carácter penal.
Sanciones administrativas: Multas económicas, retirada de puntos del carnet de conducir e incluso la pérdida del mismo.
Sanciones penales: Pena de prisión desde tres a seis meses, multas, trabajos en beneficio de la comunidad y la pérdida del permiso de conducir por un período de uno a cuatro años. En función de las circunstancias del caso se aplicarán unas consecuencias u otras.
El caso más leve sería del típico control rutinario de alcoholemia, en los que los conductores son sancionados, si no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad penal, como sería tener antecedentes penales por el mismo delito o te has visto implicado en accidente bajo los efectos del alcohol, lo habitual es que se celebre un juicio rápido en el que te impondrán la pena mínima rebajada en un tercio en compensación si aceptas los hechos.
El supuesto más grave sería verte implicado en un accidente bajo los efectos del alcohol con heridos o fallecidos, en estos casos se castigaría conjuntamente con los delitos de lesiones u homicidio imprudente .
✔️Si eres detenido en un control de alcoholemia y te encuentras por encima de los límites legales, es importante que:
Mantengas la calma: No discutas con los agentes y colabora con ellos.
No te niegues a realizar la prueba: Negarse a realizar la prueba puede agravar las consecuencias legales, ya que sería un nuevo delito por si mismo.
Contacta con un abogado.
Conducir bajo los efectos del alcohol es un delito grave que puede tener consecuencias devastadoras, ya que si tenemos un accidente con heridos o fallecidos y damos una tasa de alcohol por encima de la legalmente permitida podríamos tener importantes problemas que no merece la pena asumir